sábado, 23 de noviembre de 2013

¿ HA MUERTO LA REVOLUCIÓN MEXICANA ?


Como todos sabemos la Revolución mexicana se inició el 20 de noviembre de 1910 y termina su etapa armada con los tratados de Teoloyucan, a través de los cuales se rinde y disuelve el ejército porfirista al General Álvaro Obregón, el 13 de agosto de 1914. Después vendría otra etapa de la Revolución, la de construcción de instituciones, misma que concluye con la entrada en vigor de la Constitución vigente el 1o de Mayo de 1917. Enseguida se inicia la más larga y duradera de las etapas de la Revolución " hacer realidad lo establecido en la Constitución de 1917", es esta etapa la que yo pregunto si ya termino. ¿Ya se cumplieron los objetivos sociales planteados por el Constituyente de 1917? ¿ ya se satisficieron  los reclamos que dieron origen a la Revolución Mexicana?

Desde mi perspectiva personal,  no, no se han cumplido! Aún falta mucho por hacer. El hambre , el analfabetismo, la injusticia, la corrupción, la ignorancia y la desesperanza aún son parte de la vida cotidiana de millones de mexicanos de la actualidad.

Desgraciadamente el término Revolución fue desgastado por nosotros los políticos, fundamentalmente los del PRI, quienes lo usábamos reiteradamente en el discurso, reduciendole o quitándole, la mayoría de las veces, su profundo significado. Desde el Gobierno de Carlos Salinas el término Revolución empezó a ser menos utilizado, hasta desaparecer casi completamente de la discursiva oficial. Este año ni desfile conmemorativo se llevó a cabo en el Distrito Federal, aunque si en muchas partes del país. De ahí mi pregunta inicial ¿ ha muerto la Revolución Mexicana?
Es indudable que para muchos si ha muerto, sobre todo a quienes ven en este hecho histórico únicamente el triunfo de Madero y la caída de Porfirio Díaz. Este es, desde mi perspectiva, una visión reducciónista de la historia, que se centra exclusivamente en el triunfo de la no reelección, como paradigma democrático y de la Revolución. Pero este no fue el objetivo que levantó en armas a millones de mexicanos. Esta no fue la razón por la que ofrendaron sus vidas cientos de miles de mexicanos. No, estos se levantaron porque las condiciones de miseria, atraso, ignorancia e injusticia no les permitían vivir una vida digna, por lo que bien valía la pena arriesgar la vida para tratar de cambiar. El objetivo de la no reelección maderista, no fue la principal causa por la que se sumaron pueblos enteros a la lucha armada, sino el deseo de recuperar sus tierras y ejidos robados por la rapiña y corrupción de las autoridades porfiristas. Los mexicanos de aquella época querían una vida mejor, educación para sus hijos; trabajo bien remunerado y en condiciones dignas; respeto a su propiedad, justicia imparcial !
Indudablemente estamos mucho mejor que hace cien años. Hoy existen instituciones educativas sólidas;un sistema hospitalario nacional, aunque aun  deficiente; el ejército es institucional, la justicia federal funciona con cierto grado de eficiencia, se ha generado una clase media trabajadora y educada, hay mejores condiciones de vida en general que hace un siglo, pero desde mi opinión personal , la revolución mexicana debe ser vigente, no por lo que ha logrado, sino por lo que le falta por construir y consolidar.

Hoy nadie puede decir que somos un país donde todos los mexicanos  vivimos una vida digna. Hay miles de comunidades en el país, que no saben leer y escribir, que no tienen pleno acceso a la salud, que la educación es mediocre y sus hijos no tienen acceso a la universidad.  Que sufren la corrupción de las autoridades. Vivimos aun en un país de grandes contrastes. México tiene  al hombre más rico del mundo, pero también a comunidades indígenas que viven peor que las africanas.

La corrupción antes de la Revolución fue una de las principales  causas que la motivaron. La corrupción cien años después, sigue siendo un cáncer que corroe las entrañas de México. Hoy como nunca hay corrupción en todas las esferas gubernamentales. Cierto, siempre la ha habido en el país, pero era más sutil, menos evidente, sobre todo casi inexistente en las altas  esferas, hoy no es así, se término la moral pública, todo mundo pide el diez por ciento por fuera  y a veces más por obras que se otorgan. En los doce años que fui legislador federal nunca me toco ver un cosa tan asquerosa como la que hoy sabemos. Todo tiene un precio, los votos, los apoyos, las obras que se dan o consiguen, el presupuesto que se canaliza . Te apoyo, pero mi despacho te hace tu plan de desarrollo a precios exorbitantes. Te consigo un proyecto pero me toca el el diez o quince. Te ayudo en la campaña pero quiero que mi hermano, mi cuñado o mi amigo ocupen los puestos importantes. Te consigo más presupuesto pero quiero que me des la concesión tal o cual. Me alió contigo en las elecciones pero quiero que los principales negocios  sean para mis amigos. Eso es lo que hoy vivimos. Les doy mi palabra que es cierto y ni los más importantes políticos de este país pueden tirar la primera piedra. Todos están involucrados. De todos los partidos.  Es una asquerosidad.

Por ello no puede darse por terminada la revolución mexicana, pues abatir la corrupción era uno de sus objetivos, hoy, por desgracia sigue siendo una de sus principales tareas pendientes.
Pero además, este país debe cambiar, no podemos aceptar seguir así. Cada sexenio, o trienio, sea federal, estatal o municipal,  es lo mismo. No hay verdadero avance.  A los gobiernos únicamente les importan las agendas del estado, del gobierno o de los partidos, pero no la agenda social, la de los ciudadanos. Los problemas a los que nos enfrentamos tu, yo, tu familia, mi familia, o tus amigo o los míos, esos no son atendidos prácticamente por nadie.

La agenda social de la Revolución Mexicana plasmada en nuestra Constitución no ha sido cumplida, por ello no podemos aceptar la prematura muerte de nuestra revolución, porque aún le queda mucho por cumplir. Debemos, si, recuperar  su frescura, terminar la demagogia institucional y darle un nuevo sentido al lenguaje revolucionario. La Revolución mexicana es más que un hecho armado o un conflicto social. Debemos aprender a visualizar a nuestro movimiento social como una aspiración colectiva incumplida aún, sin importar que quienes la expresaron inicialmente  fueron en su mayoría campesinos iletrados o maestros rurales o pequeños propietarios. La realidad es que los reclamos de aquellos mexicanos condesa y sigue reflejando los reclamos del México actual, de ahí la plena vigencia y actualidad de los principios de la Revolución Mexicana. Por ello no debemos dejar de recordar su existencia, por ello es importante las celebraciones, no sólo para honrar a quienes la iniciaron, sino sobre todo para hacer presentes las aspiraciones , principios y objetivos que la motivaron. Para recordarnos que aún falta mucho por hacer.

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